jueves, 28 de febrero de 2013

LA CASA DE PALITOS...

Yo hace algunos años.
Desde que soy niña yo me di a la tarea de construirme una casa.
Yo pensaba que si tenía una casa, cuando lloviera o hiciera frío yo iba a estar bien.
Recolecté un millón de palitos de paleta, cajas de cartón, plásticos de colores y estampas y me construí mi casa.

Pensé también que si me servía de protección a mí la iba a poder compartir con mis hijos, con mi esposo, con mi perro.

Iba yo muy bien en la construcción.  Hubo lluvias y goteras pero nada parecía alterar ni el orden ni la eficiencia de mi obra.

Hace un par de años, un sismo de esos que agitan las entrañas y no la tierra, empezó a tirar las paredes de mi casita...   Apurada intenté sin mucho éxito reconstruir el daño, sin embargo, quedó permanente.

Nació Lucía y la invité a vivir conmigo en mi casita.  Teníamos viento de lado y goteras pero, como soy su madre, le expliqué que así teníamos que aprender a vivir.

Sentía que no había otro remedio.

Por más que yo tratara de arreglar los daños.  Los daños decidieron mejor, no arreglarse.

Lucía, se acostumbró a vivir así.  Habíamos sido felices con todo y el chiflón y la humedad.

A mí, me parecía algo, natural.

Antier otra sacudida desde las plantas de los pies la derrumbó.

Mi casa se cayó!
Mi casa se cayó conmigo adentro!
Mi casa se cayó con Pablo y Lucía y Canito y el conejo nuevo adentro!

Se vinieron abajo las paredes y los techos y todos nos veíamos incrédulos ante tal acontecimiento.
Incrédulos ante los golpes que dan los palitos de paleta y el plástico!

Estoy sentada viendo la ruina de lo que, alguna vez fue mi hogar.

Me entretengo ideando por dónde empezar a construir de nuevo y con qué material!

Después de todo, el cuento de los tres cochinitos ya nos había adelantado lo que le pasa a las casas de palitos.

Sé, desde lo más profundo de mi Ser que esto es una bendición.
Ya no quería vivir en una casa de palitos!

Mañana comienza Marzo, el mes de la primavera.
Marzo me huele a oportunidad.
Es mi oportunidad de quedarme con lo mejor de lo vivido en esa casita.  Es mi oportunidad de perdonar y ser perdonada.  Es mi oportunidad de comenzar los cimientos de mi casa.

De la casa que habite mi esencia.
De la casa que habiten mis hijos, mis nietos.
De la casa que se llene de recuerdos de armonía, con amor.


Les deseo a todos una casa que los proteja y los nutra.
Llena de cariño y buenos deseos.
Llena de gente plena y de abrazos.
Nos deseo, a ustedes y a mí, que el niño que siempre somos pueda dormir seguro.
Amado.
Deseado.
En paz.







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