martes, 12 de febrero de 2013

ADIÓS SUPERMAN...


Yo tenía un superheroe.  Un superheroe super-poderoso.  Ese héroe era mi papá.

Sufrí por años el síndrome de Elektra descrito por el psicoanalista Sigmund Freud.

Es el antagónico del síndrome de Edipo, que describe el enamoramiento que los niños sufren por su madre.

Nuestro primer amor, es nuestro padre y elegimos nuestra pareja con el prototipo de él.

Haber "superado" el síndrome de Elektra, no significa, bajo ninguna circunstancia dejar de amar a nuestro padre.  Significa darle su justa medida.  Verlo como un ser humano.  Lleno de errores y de problemas.

Así hoy veo a mi papá.  Como un hombre.  Rodeado de circunstancias, por demás difíciles de llevar y que, como todos, sufre.

Le perdono, desde lo más profundo de mi Ser, sus errores.

Le deseo, desde lo más profundo de mi Ser, que sus guías lo socorran y lo guíen por buenas sendas.

Lo acompañen a un lugar más quieto, más pacífico.

Que aguas de paz le besen los pies.

Y su Espíritu encuentre libertad...


Que así sea!
Amén.
M.








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