Cuenta la historia que Siddharta nació bajo circunstancias especiales, su padre se llamaba Suddhodana y su madre Maya, Siddharta nació en una familia noble en la región india de Kapilavastu.
El día que su madre lo concibió, soño con un hermoso e inmenso elefante blanco y el día de su nacimiento, la encontró en medio del camino a la sombra de un árbol, Maya falleció una semana después de dar a luz.
El pequeño monarca fue criado entonces con sumo cuidado ya que el oráculo le había dicho al rey Kapilavastu que su hijo sería el rey de los reyes.
Temiéndo por la integridad de Siddharta el padre aparto de su vista todo rastro de enfermedad, pobreza y muerte.
Muy joven Siddharta, accidentalmente se topó con la enfermedad y la pobreza y a partir del conocimiento que obtuvo, sacrificó la vida de lujos que vivía y marchó en busca de la verdad.
Así, anduvo el jóven entre ascetas, yoguis y buscadores.
Así, anduvo Siddharta oscilando entre la meditación, el abandono del cuerpo y la pobreza cuando un dichoso día la verdad le fue rebelada.
Tras meditar en un hermoso árbol, Siddharta se convirtió en el Buda al comprender el camino del medio.
Comprendió por fin que la felicidad no habita en ningún lugar que no sea nuestro interior y también pudo entender que el sufrimiento va de la mano con los apegos de todo aquello que no es nosotros.
Buda en realidad no es un Dios. Buda fue un humano. Todos tenemos la capacidad de ser él. Todos somos budas. Su mensaje habita en nosotros porque es nuestro también!
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