No era una rama, era un mini mini pajarito y cayó del árbol!
Le eché mi chal encima y lo traje a casa.
Lucía mi hija, tiene una jaulita de decoración y decidimos acondicionarla, le pusimos servitoallas y un peluche de cocodrilo miniatura para que lo abrazara (pensé que tal vez extrañaría a sus hermanos).
Le escribí a Sonia mi amiga que es bióloga y dijo; "No se si lo logres, yo he rescatado varios, pero si la mamá lo tiró del nido, en general, no se va a lograr, aunque, también muchos sobreviven".
Decidí hacer mi mejor esfuerzo y dejarle a Dios el dictamen final.
La primera noche iba a ser determinante así que dejé el mantra Guru Ram Das y después de darle de cenar (pan integral revuelto con huevo) emulando a su mamá (con un palillo de dientes) le dejé una lámpara cerca a manera de calefacción.
La primer sorpresa me la llevé cuando a las 6:00 am del día siguiente el pajarito ya cantaba demandando atención.
Le dimos de comer e hicimos ensayos de vuelo atravesando mi sala.
Hubieran visto que feo aterrizaba!
Era obvio que aún no era tiempo y que debíamos seguir esforzándonos.
Lucía estuvo atenta del pajarito y le dió de comer cada vez que comenzaba con esos cantos más bien parecidos a un chillido que inundaron la casa.
Pajarito sobrevivió su segunda noche y después de desayunar tomé la iniciativa de darle un buen baño con agua y jabón. Comenzó a comer cada vez mejor y ahora abría la boca grande, grandísima para recibir mayor cantidad de alimento.
Su canto se tornó de agudo y convulsivo a refinado y gorgorante, sonido que atrajo a muchos pájaros a la terraza, entre ellos, su madre!
Pollito (así lo nombramos) comenzó a querer estar en la ventana y al ver que su madre estaba ahí suplicó (con una mirada bastante expresiva) que lo dejara salir; las pruebas de vuelo habían sido mejores y entonces lo saqué.
Su madre le trajo alimento y se lo dió directamente el la boca, lo acicaló y después de unas horas lo animó a abrir sus alas e irse volando con ella.
A nosotros, en casa, esta experiencia nos dejó con el corazón caliente y el ánimo en alto.
Que bonito ayudar a otros, sea cual sea su forma física.
Sat Nam.
M.
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