miércoles, 27 de enero de 2016

AWAKE

Había una vez un Maestro...
Había una vez un hombre que lo cambiaría todo...

Había una vez un mensaje tan vasto, tan luminoso, que sería llevado 2,000 años en los hombros de una voz para luego vertirse en otras hasta llegar a la indicada para compartirlo con el mundo!

El mensaje: yoga!
Los mensajeros: Babaji, Lahiri Mahasaya, Sri Yukteswar y finalmente Pranahamsa Yogananda!

Yogananda.
Vaya vida...
Me hace reflexionar en lo que un ser humano puede darles a los demás.

Siempre vamos por ahí pensando qué queremos de la vida, qué queremos de los demás.
Nos posicionamos a nosotros mismos como grandes apósitos, grandes receptores.  Recibir está bien, sin embargo, debemos cuestionarnos frecuentemente:

¿qué es lo que haremos con todo esto que recibimos?

Si acaso pensamos que recibir sólo es por recibir, estaremos quebrantando una de las leyes más sagradas del Universo, la ley del Infinito.
Todo lo recibimos porque en algún punto deberá ser compartido y así, el otro, lo recibirá también para compartirlo.  Si tan sólo hicieramos un esfuerzo, entonces seríamos humanos, humanos viviéndo en nuestro potencial, a la altura de las capacidades con las que fuimos creados.

En general, hemos fallado.
Arrebatamos, atesoramos, hurtamos, escondemos...

Pero los hombres que comparten, los Maestros, existen entre nosotros, viven entre nosotros y han despertado; han despertado a la realidad Suprema y nos inspiran para servir.

Babaji: el Maestro inmortal
Son estos hombres despiertos los que comparten con los demás la dicha de estar vivos, son estos hombres los que hacen caridad sin dar anuncio.
Son estos hombres los que entienden el mundo material así como es, una ilusión y no se vanaglorian de sus posesiones.

Jesús nació sólo un hombre.
Gandhi nació sólo un hombre.
Pranahamsa Yogananda fue sólo un hombre.
Yogui Bhajan nació sólo un hombre.

Pero ellos, todos, desarrollaron su potencial completo, porque algo debe de ser cierto en la frase crisitiana "Dios nos hizo a su imagen y semejanza".


Lahiri Mahasaya
Todo esto que ahora conozco de la vida de Pranahamsa Yogananda (el avatar del amor) me da más fuerza, para seguir.  No sólo en el camino de Kriya yoga sino en el camino de dar.

Que el verdadero anhelo de tu Espiritu se realice, que el verdadero anhelo de mi Espíritu se realice.
Que nos reconozcamos ahí, en la realización.
Que nos veamos todos elevados, purificados, santificados en la devoción de servir, de darnos a otros.

Que la voz de mi Maestro, sea oída en todos los rincones del mundo, para cantar todos, algún día, en una sóla voz!

Sat Nam.
Mahankali Kaur.
Sri Yukteswar (el maestro de Pranahamsa Yogananda)